ASML no es un nombre conocido como Apple o Samsung, pero esta empresa neerlandesa tiene el monopolio de una de las tecnologías más complejas y esenciales de la electrónica moderna: las máquinas de litografía EUV. Sin ASML, la producción de microchips avanzados sería prácticamente imposible. En febrero de 2025, ASML se ha consolidado como un eje estratégico en la cadena mundial de suministro de semiconductores, atrayendo la atención de gobiernos, gigantes tecnológicos e inversores.
Fundada en 1984 como una empresa conjunta entre Philips y ASM International, ASML se centró inicialmente en sistemas step-and-repeat para la industria de semiconductores. Sin embargo, no fue hasta principios de los 2000 cuando la empresa empezó a invertir fuertemente en litografía ultravioleta extrema (EUV), una tecnología que luego definiría su dominio global. Hoy, ASML es el único proveedor de máquinas EUV, fundamentales para fabricar chips de menos de 7nm.
A pesar de su bajo perfil público, la tecnología de ASML está presente en casi todos los smartphones, ordenadores y servidores del mundo. Cada máquina EUV, que cuesta alrededor de 150 millones de dólares, contiene más de 100.000 componentes y requiere múltiples aviones para su transporte. Su operación exige tal precisión que solo unas pocas empresas, como TSMC, Samsung e Intel, pueden utilizarlas eficazmente.
Al controlar este equipo indispensable, ASML se ha convertido discretamente en una de las empresas más valiosas de Europa, con una capitalización bursátil que supera los 400.000 millones de euros. Sin embargo, como opera en el sector B2B, la mayoría de los consumidores sigue sin conocer su papel clave.
La litografía ultravioleta profunda (DUV) tradicional tenía limitaciones físicas a medida que los fabricantes de chips intentaban reducir el tamaño de los transistores. La EUV, con una longitud de onda de 13,5 nanómetros, permitió grabar detalles mucho más finos sobre las obleas de silicio. Esta innovación resultó en chips más rápidos y eficientes, esenciales para la inteligencia artificial, el 5G y la computación de alto rendimiento.
El avance de ASML fue posible tras dos décadas de investigación y colaboración con actores clave como Zeiss y la Unión Europea. Estas máquinas utilizan gotas de estaño y láseres para crear plasma más caliente que la superficie del sol, generando luz EUV, que se refleja mediante un sistema de espejos para grabar los circuitos. Es una proeza científica e ingenieril sin igual.
Al lograr lo que ninguna otra empresa pudo, ASML se convirtió en guardiana tecnológica. En 2025, ningún rival ha igualado su capacidad en litografía EUV. Esta exclusividad le otorga a ASML tanto poder como vulnerabilidad estratégica, especialmente en el contexto de las tensiones comerciales entre EE. UU. y China.
El dominio de ASML no ha pasado desapercibido para los gobiernos. En los últimos años, el gobierno neerlandés —presionado por Washington— ha restringido la exportación de máquinas EUV avanzadas a China. Esta medida coloca a ASML en el centro del pulso geopolítico entre EE. UU. y China por la supremacía tecnológica.
Pekín ha invertido fuertemente en desarrollar su propia capacidad EUV, pero los expertos estiman que tardará al menos una década en alcanzar el nivel de sofisticación de ASML. Mientras tanto, ASML sigue siendo un activo estratégico en los marcos industriales y de seguridad de Europa. Sus operaciones están cada vez más protegidas frente a ciberamenazas y espionaje industrial.
Mientras otras empresas innovan en software o diseño, la fuerza de ASML reside en la infraestructura física que permite el progreso digital. Sin acceso a EUV, las estrategias nacionales para la independencia en semiconductores enfrentan enormes obstáculos. Esta realidad ha convertido a ASML en un tema habitual en discusiones de alto nivel dentro de la OTAN y la Comisión Europea.
La escasez global de chips durante la pandemia de COVID-19 evidenció cuán dependiente es el mundo de un reducido grupo de proveedores. ASML, con sus largos tiempos de entrega y capacidad de producción limitada, se convirtió en un cuello de botella para toda la industria. Cada año, entrega solo unas 50 máquinas EUV, muchas menos de las necesarias.
Esta escasez obliga a los fabricantes a esperar meses, e incluso años, para asegurar una máquina. El resultado es un efecto dominó que afecta desde smartphones hasta vehículos eléctricos. A medida que las empresas compiten por expandir su capacidad de fabricación, la cartera de pedidos de ASML sigue creciendo.
Como respuesta, en 2024 ASML anunció una gran expansión de sus instalaciones en Veldhoven y nuevas inversiones para fortalecer su cadena de suministro. Aun así, los expertos creen que lograr una verdadera escalabilidad tomará años, reforzando la posición única de la empresa en el ecosistema.
Pese a su éxito, ASML enfrenta retos en varios frentes. La creciente complejidad de los sistemas EUV exige una ingeniería aún más precisa, mayores costes en I+D y una integración más estrecha con los proveedores. Además, la presión política para restringir ciertos mercados podría afectar su crecimiento futuro.
Para mantenerse a la vanguardia, ASML ya trabaja en la próxima generación de litografía: EUV de alta apertura numérica (High-NA). Estas nuevas máquinas prometen transistores aún más pequeños y mejor rendimiento, alineándose con los objetivos industriales hacia nodos de 2nm y sub-2nm. En enero de 2025, ya se han entregado los primeros prototipos a clientes clave para pruebas iniciales.
Retener talento es otro reto clave. La empresa emplea a más de 40.000 personas en todo el mundo y compite globalmente por especialistas en óptica, física e ingeniería mecánica. Las asociaciones con universidades y gobiernos son esenciales para sostener la innovación.
Por ahora, ASML disfruta de un monopolio que ningún competidor está cerca de desafiar. Sin embargo, los riesgos son elevados y varios países están invirtiendo en tecnologías alternativas. Empresas en Japón, Corea del Sur y China exploran caminos distintos, como la litografía por nanoimpresión o técnicas de escritura directa con múltiples haces.
No obstante, los expertos creen que estas opciones no sustituirán la EUV en el corto plazo. La enorme inversión de capital, conocimiento y tiempo necesaria para construir un sistema comparable representa una barrera de entrada altísima. La ventaja de ASML, construida durante décadas, sigue siendo difícil de superar.
Aun así, la empresa no puede permitirse la complacencia. En un mundo donde la supremacía tecnológica equivale a poder político, ASML se sitúa en una encrucijada delicada entre innovación, diplomacia y economía. Su capacidad para adaptarse y liderar determinará si sigue siendo el gigante silencioso o se convierte en un objetivo en rivalidades globales.